jueves, 10 de enero de 2013

Día 101 - In the desert route


Han pasado muchos días!.  No es que dejé porque me aburrí.  Como algunos sabrán, Diciembre fue todo un rumbo a San Martín de los Andes, despedida de familia y amigos, como también muchos festejos, mi cumple, el de mi sobrina (primero que pasamos juntas), y las fiestas.  Los últimos 20 días han sido embalar y embalar y embalar.  Ahora estoy en viaje a nuestro nuevo hogar dulce hogar, qué mejor que ponerme a escribir mientras vamos por la ruta del desierto, escuchando musiquita?.

Pero vamos con la temática del blog.  Recién el pip pip de que se acaba la batería.  A cambiarla (por supuesto que siempre una batería de repuesto hay!).  Me saco el implante y de golpe sólo escucho ruido de ruta. Y la música? muuuuuy de fondo… no distingo qué es.  Así que sigo asombrándome al sacarme el implante cuántas cosas me da, es difícil a veces darse cuenta con ambas cosas puestas, más se nota la diferencia al sacármelo.  Ahí fue que dije… hora de escribir en el blog!.

Ya que estamos con tema auto, manejando en la ruta he entendido varias cosas que Silvi me decía sin mirarla.  Con todo el ruido que hay, y música.  Claro que me hablaba más fuerte, pero bastante bien, antes era prácticamente imposible.

Me quedé la última vez en que iba a verificar si se me tapaban los oídos en el avión, pero sigo sin estar segura, sigo creyendo que no se me tapa… pero la confirmación 100% tendrá que ser para otra vuelta.  Y por el detector de metales no pasó nada, ningún pip, sólo le sonó a Silvi vaya una a saber porqué.

Otras personas más que me dijeron que mi voz está cambiada. Una amiga de toda la vida me vio por primera vez después de haberme operado, y me dijo que tenía como más variantes del volúmen de la voz, como que hay más picos.  Lo mismo me dijeron otras dos amigas más.  Y eso es automático, che, porque no me doy cuenta ni lo controlo.

De lo que sí me doy cuenta es que uso más las S, no porque hablara con la Z, sino porque al escucharla, le doy más bola.  Incluso a veces me pasa que digo “uy, como usa la S éste!, no será exagerado?” jajaja.  Cabe contar aquí que buscando un monederito pequeño para llevar las baterías conmigo encontré uno que tiene un estampado de SSSSSSSSSSSSSS, en honor a la aparición de las S en mi vida, jaja.  Va foto.

El teléfono? Horrible.  Escucho muy bajito, no entiendo nada.  A seguir participando.  Veremos qué pasa después de la calibración del 6 de febrero, para el cual creo estar lista, porque de molestarme sonidos ya nada.  Ni los platitos siquiera!.  Sigo lavando y guardando platos, eh?.  Lo que sí era molesto (pero por el sonido en sí, no porque retumbara en mi cabeza): es el ruido de la cinta de embalar para las cajas, aaaaaaaah! Y fueron 125 cajas, aaaaaaah!.  Y eso que hasta a veces no estaba en el mismo ambiente que Silvi, eh?.  Molesto, pero buena noticia que este ahí presente, antes ni me enteraba.

Cumple de Cata, otra vez distingo las voces a pesar del quilombo que hay.  Me voy dando cuenta que sigo esforzándome para entender, pero ya con escuchar la voz del que habla, me reduce bastante el trabajo, y no termino tan cansada al final de la fiesta.  Ojitos que agradecen, mente que agradece.  De todas maneras, aún falta, e insisto: vamos por más!.

Hubo una semana en la que el oído izquierdo me zumbaba cada 2x3.  Durante el día un uooooooooooooooooo.  Uoooooooooooooo. Qué pasa?.  Estuve a punto de llamar a mi médico, al que ya le he preguntado al respecto, pero ya pasó… andaría haciendo huelga de limpieza del audífono, porque después de que le fui a hacer mantenimiento, el tipo dejó de molestar.  No, no era el audífono, era mi oído porque hasta incluso bañándome me ha pasado.

Petarditos de las fiestas.  La molestia fue sólo de la que le sucede a cualquiera que no le gustan los petardos.  No me ha retumbado la cabeza ni nada de eso… y eso que en Buenos Aires tiran sin descanso hasta al menos a las 3 de la mañana.